El siguiente es fragmento perdido de "la Niebla y el Fuego" que tuve la cortesía de eliminar del texto final.
Terminada la visita papá y yo caminábamos bajando la
montaña. Aquel era un frío atardecer.
— Tu novia es bastante bonita—me susurró con una sonrisa.
— no es mi novia, papá—le contesté
— No te enojes, guapetón—me respondió, acariciando mi
cabeza—me parece una niña simpática, aunque un poco tímida. Me recuerda a mi
pequeña Matilde.
— ¿Quién es Matilde
papá?
—una hermana mía, tu tía, que murió cuando tenía unos trece
años de edad.
La idea me entristeció. Así que tuve una tía, pensé.
—A algunos kilómetros de aquí nacimos José maría y yo. La
casa en la que vivíamos no era muy diferente a la de los padres de tu amiga.
Teníamos tres perros, y un loro. Mi mamá cocinaba todo el día. Cuando llegamos
al colegio mis viejos pudieron comprar la casa en donde ahora vivimos. Creo que
les costó como tres mil pesos, y esa suma era un dineral entonces. Pero mis
recuerdos más cálidos los tengo en estas montañas, aunque a decir verdad aquí
teníamos una casa bastante pobre. Era pequeña, de un bareque triste, sin
recubrimiento de nada. Al lado había
unos cultivos de café que eran de un senador. Mi papá se los cuidaba, era un
trabajador muy obediente. Ese senador me consiguió una beca para estudiar.
Gracias a esa beca pude ser médico.
No dije nada y le observé, como a la espera de que
continuase su relato.
—José maría y yo éramos dos niños sucios y gritones jugando
en los charcos. Comíamos guayabas y naranjas, y teníamos la barriga llena de
lombrices—sonrió y se acarició el cabello, como sorprendido por la distancia
del tiempo—ni siquiera habían inodoros en aquellos tiempos. Ahora que lo digo
no puedo creerlo ¿te imaginas? En el último siglo estas tierras han tenido un
movimiento que no te imaginas. El mundo se mueve demasiado rápido Arturo, y es
una lástima, tú no tienes memoria. No
tienes idea de lo que para mí significa estar aquí.
—claro que tengo memoria papá. Una de 64 gigas.
Era un chiste malo que no pude evitar hacer, aunque él
sonrió.
—Tu estas rodeado de aparatos increíbles, que diez años
atrás parecerían mágicos. En mis días las cámaras análogas eran asombrosas ¡Las
radios eran asombrosas! Los televisores eran para ricos. Pero ese no es el
punto, no quiero aburrirte con mi nostalgia. En cincuenta años el mundo se ha
movido. Mi abuelo no sabía escribir. Mi padre llegó a segundo de primaria. Y yo
ahora soy médico. Tal vez tu futuro está muy alejado de estas tierras
moribundas. Y tal vez y no pueda estar allí para aconsejarte.
Su mirada, momentáneamente, se hizo lúgubre.
—ya que el tiempo se mueve tan de prisa los padres ya no
pueden enseñarle a sus hijos lo que significa la vida por que sus significados
de repente se han descontinuado. O eso piensan los jóvenes, y eso pensé yo un
día, sólo por que la moda era diferente, y la tecnología descontinuaba con
velocidad todo pensamiento anterior. Nunca escuché a mi padre. Me esforcé por
ser algo completamente diferente a él. Sé que tú piensas así, y no soportas
algunos detalles de mi forma de pensar. Lo respeto, Arturo, pero deberías saber
que si toda mi experiencia te resulta inservible, la incertidumbre será
terrible para ti, pues tienes que cometer todos mis errores de nuevo para
llegar a las mismas conclusiones. En tu tiempo, si no se es terco y ambicioso
se está completamente perdido. Eres inteligente, y por eso, tus decisiones
estarán plagadas de dudas. Yo tengo cosas que enseñarte, deberías saberlo, mis
errores son un tesoro que deberías apreciar. Te ahorrarían tiempo. Yo por
ejemplo, quise irme de este lugar, irme lejos, ser un ciudadano del mundo,
carecer de recuerdos. Al final no llegué demasiado lejos.
Llegamos a un puente. Nunca antes papá me había hablado con
tanta emoción, y yo no sabía exactamente qué pensar. Mi papá estaba cansado,
así que nos sentamos junto a unas rocas. Gurdo silencio un segundo. Yo le
observé con algo de malestar.
— ¿a qué viene este sermón papá? ¿He hecho algo malo?
—no has hecho nada malo, pero por favor escúchame. ¿Crees
que el mundo comenzó contigo verdad? ¿A cuántos Sánchez crees que estas
montañas alimentaron? ¿Durante cuánto tiempo crees que estamos aquí?¿ en el
tiempo que llevas en san jerónimo, has aprendido algo de tu propia historia?
Tus compañeros en Bogotá, tú y tu generación, todos conducidos por la
tecnología son gente realmente solitaria. ¿Cuántas vidas han desaparecido en
estas tierras? ¿Puedes escuchar sus voces? No, no escuchas nada. Careces de
memoria. Careces de recuerdos. Mis abuelos y mis padres murieron aquí. ¿Cuántas
vidas más crees que desaparecerán? imagínate a todas esas personas, a toda su
experiencia, a toda su memoria, desapareciendo, olvidándose sólo porque esta
descontinuada, porque ya no te es útil, porque ya no servirá para solucionar
tus problemas cotidianos. Por eso te traje hasta aquí Arturo, por eso te traje
a mi pueblo de origen, para que no cometas mi error. Obviamente, sé que el
tiempo está cambiando. Sé que tus prioridades son distintas. Sé que tal vez
estas palabras no te sean útiles ahora. Sólo quiero que recuerdes hijo, es lo
único que te pido. Cuando escuchas y recuerdas ya no estás solo. Otros te
hablarán al oído, otros que vivieron, amaron y sufrieron como tú. Un día la
comida brotaba de esta tierra y la gente, aunque era pobre, no pasaba hambre.
La tierra era generosa, y ya no lo es. Este pueblo desaparecerá pronto, lo
destruirán para sacar oro de la montaña. Yo moriré pronto. Y tú estarás solo.
Serás un náufrago en un mundo que jamás te pertenecerá. Al mundo hoy lo conduce
la sed de novedad y la falta de memoria. Por tanto, siempre estará plagado de
ansiedad e incertidumbre.
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